Locura de lectura

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jueves, 22 de enero de 2015

El sueño de Sienna - Gema Badajoz

Buenos días desde locura de lectura. Hoy voy a hacer lo que llevo mucho tiempo en mente. Y es publicar el primer capítulo de mi novela El sueño de Sienna. Me encantará conocer vuestras opiniones... 
  
Capítulo 1 
Hubiera preferido estar toda la mañana en la cama, pero no había elección. Son las seis y cuarto de la mañana y el despertador suena sobre la mesita de noche. Fuera, en la calle, llueve torrencialmente igual que lo lleva haciendo el resto de la semana. Estoy realmente cansada, es viernes y no creo poder soportar un día más de trabajo. Trabajo a tan sólo dos manzanas de mi casa, pero con solo pensar que tengo ocho horas por delante se me hacen insoportables. Vivo sola en Madrid en un piso de alquiler desde hace dos años, momento en el que terminé la facultad y me independicé. Mi madre murió de una larga enfermedad cuando tan sólo era una niña y no tengo hermanos. El único recuerdo que tengo de ella es una pequeña cajita de música que ella misma me regaló y que guardo en mi mesita de noche. Es totalmente transparente lo que permite ver todo su mecanismo interior. Funciona haciéndole girar una pequeña palanca plateada que tiene a su derecha. Cuando era pequeña la hacía sonar una y otra vez y “La vie en rose” inundaba las cuatro paredes de la habitación de mi madre. A parte del olor a enfermedad que en aquella habitación se respiraba, apenas guardo recuerdos de ella. Pero aquella cajita, aquella irremplazable cajita de música es algo más, de hecho es el mayor de mis tesoros. Desde la muerte de mi madre, mi apreciada cajita me acompaña siempre, la llevo en el bolso durante el día, la guardo en mi mesilla durante la noche y antes de dormir la hago sonar un par de veces, recordando así la preciosa sonrisa de mi madre e intentando no olvidar nunca aquel maravilloso y único recuerdo que tengo de ella. El parecido físico con mi madre es espectacular, no solo de ella he heredado sus almendrados ojos negros, sino también la boca y la nariz. Unos gruesos labios rojos y una recta nariz lo confirman. Soy la viva imagen de mi madre y lo sé, razón por la cual odio mirarme a los espejos y casi siempre los evito. Si me contemplo ante uno, no necesito esforzarme mucho para verla perfectamente reflejada y aquel acto me provoca un inmenso dolor.

La casa en la que vivo es de alquiler y afortunadamente ya no la paga mi única tía Laura, afincada en Suiza desde hace treinta y cinco años. Ella siempre pagó mis gastos al igual que la universidad. Hubo un tiempo en el que viví con mi padre, si es que se le puede llamar así. Él salía y entraba de casa sin orden ni concierto y evitando dar explicaciones de sus idas y venidas, aunque yo nunca se las pedí. Nunca se hizo cargo de mí, podría decirse que llevo viviendo sola toda mi vida. En la facultad no hice amigos, más que amigos eran conocidos. En realidad nunca he tenido grandes amistades, ni siquiera ese amigo o amiga especial que en algún momento de nuestras vidas todos solemos tener. Todos menos yo.

Guardo demasiadas cosas en mi interior y lo sé, demasiados secretos, desilusiones y sobre todo soledad, mucha soledad. Estoy hambrienta de cariño aunque seguramente jamás se lo cuente a nadie, es un pensamiento demasiado interno y profundo como para dejarlo salir fuera de mí. Jamás me han acariciado, nunca he sentido el calor de un abrazo, todo en mi vida ha sido un monótono encefalograma plano, ninguna ilusión por nada, ni por nadie, carezco de ciertos sentimientos que tampoco echo de menos porque no los conozco.

Me levanté de la cama y fui derecha a la ducha, me vestí y me recogí el pelo aún mojado. Desayuné café hecho de hace varios días, cogí mi bolso y salí de casa. Cuando llegué al portal me di cuenta que había olvidado el paraguas y subí de nuevo las escaleras, abrí las tres cerraduras de la puerta de casa, cogí el paraguas y las volví a cerrar. De nuevo bajé a toda prisa y salí a la calle con paso ligero. No había caminado ni dos pasos cuando una ventisca de aire me volvió el paraguas hacia atrás al mismo tiempo que lo elevaba por los aires. Di un grito, pero no pude atraparlo. El paraguas salió volando hacia la carretera al tiempo que lo atropellaba un taxi a toda velocidad dejándolo mojado y destrozado. No había empezado el día con buen pie. Me giré y eché a andar cabizbaja cuando oí un ruido atronador. Al volver la cabeza vi que un motorista se había llevado el paraguas por delante,  se le había enredado en la rueda delantera y había aterrizado contra la farola de la esquina.

  — ¡Oh! ¡Dios mío!

Salí corriendo en dirección al accidente y encontré al chico tumbado en la calle pidiendo ayuda y extendiendo los brazos hacia el cielo. Enseguida se arremolinaron unas cuantas personas para ver lo que había ocurrido. Un señor de avanzada edad, dos chicos con mochilas que no tendrían más de 17 años y varias mujeres.

  — ¿Estás bien chaval? Preguntó el señor mayor.

  — Si, gracias, estoy bien, pero ¿qué demonios era eso que había tirado en la carretera?

  — Es un paraguas. Dijo uno de los chicos.

  — ¡Joder! ¡Quién coño habrá tirado un paraguas en plena calle!

  — ¡Oh! ¡Dios mío! ¿Qué he hecho? Ha sido por mi culpa, perdona, el paraguas salió volando y…

El motorista se levantó a duras penas  con ayuda de los dos chicos y se quitó el casco.

   — Bueno, bueno, estoy bien, tranquila. Pero ¿dónde está la moto?

  — Joder, no puede ser. ¡Va en ese coche! Exclamé al mismo tiempo que lo señalaba con el dedo índice.

Un Toyota gris metalizado había parado en plena calle, había recogido la moto con paraguas enredado incluido y se la estaba llevando a toda velocidad. Apenas tuvieron tiempo de tomar la matrícula.

  — ¡No puede ser!, ¡no puede ser!, ¡no me puede estar pasando esto a mí!, gritó Adrián. Joder, joder, mierda, ¡que alguien detenga ese coche!

 — Lo siento, todo ha sido culpa mía.

 — ¡Por Dios!, ¿y ahora qué hago?

 — Lo siento de veras, pero tengo que irme, voy a llegar tarde al trabajo, toma mi número de teléfono y llámame si necesitas algo. Mi nombre es Sienna.

 — Tú por lo menos llegas tarde al trabajo, pero llegas, yo ni si quiera puedo ir. ¡No me lo puedo creer! Y todo gracias a ti. Por cierto, me llamo Adrián.

 — Ya te he dicho que fue sin querer. Perdóname por favor, no me hagas sentir más culpable de lo que ya me siento.

Adrián cogió el papelito mojado que le acababa de entregar y que a duras penas pude escribir, y se lo metió en el bolsillo sin apenas dirigirme la mirada. Me dio la mano y volví a disculparme por lo ocurrido. Di media vuelta y salí corriendo en dirección a la oficina. ¿Qué más puede pasarme? Pensé mientras corría.

            Marta la recepcionista saltó de su silla al verme llegar con aquel aspecto. ¡Sienna por Dios! ¿Estás loca? ¿No has traído paraguas?

Y hasta aquí el primer capítulo de El sueño de Sienna
Lo mejor: Acabas de leer este texto en primicia, aún no lo he enviado a las editoriales
Lo peor: No sé si llegará a publicarse algún día
Gracias por estar ahí...

10 comentarios :

  1. Vaya con el paraguas y los vientos, me he quedado curiosa con ver como sigue la historia. Me alegro de que te animes a mostrarla, nunca se sabe pero muchos blogueros están haciendo sus pinitos así, me ha gustado leerte.
    Un beso

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  2. Me ha gustado tu novela!! yo también escribo, tal vez podamos ponernos en contacto y te muestro mi novela seria genial tener opinión de otra escritora!!

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  3. Anónimo20:23

    Me gusta mucho la ambientacion creo que me lo llevo :3 .Por cierto a todas aquellas personas que deseen participar en grupo de whatsaap sobre lectores dejenlos en este comentario, gracias.

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  4. Acabo de llegar a este blog por casualidad y debo decir que este primer capítulo me ha gustado. Sí he hallado algunos detallitos que rompían la sonoridad (por otra parte genial) del fragmento, pero en definitiva cumple con creces lo que debe hacer un inicio: presentar las fichas de ese gran juego de mentes que es una buena trama.
    ¡Sigue así!

    Atentamente, Nay.

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  5. Me has atrapado!!!!!... Qué sigue con Adrián? Quiero saber que pasará después, ojalá llegue a publicarse.

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  6. excelenteeee!! quiero saber más... quede muy metida con la historia... ojalá subas el siguiente pronto :) Mile

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  7. Anónimo7:04

    Muy bueno, la verdad esque es bellisimo el imaginarme la historia en mi cabeza, me parece un tormento no saber que pasara entre sienna y el motociclista. Animate, todo puede pasar!

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  8. Me he quedado con ganas de más!! Es la primera vez que te escribo aunque he leído tus reseñas ;)

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  9. lienet2:07

    Me ha llamado mucho la atención :D sigue así, siempre que quieres, se puede :D yo también estoy escribiendo y llevo mi primer capítulo publicado por si te quieres pasar :D http://lienethidel.blogspot.com/2015/03/fragmentos-de-elefantes.html
    Mucha suerte en lo tuyo!

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  10. Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Me alegra mucho que os haya gustado el primer capítulo de El sueño de Siena. Quien sabe si algún día llegará a publicarse. Bsss

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