Buenos días desde locura de lectura. Hoy voy a hacer lo que llevo mucho
tiempo en mente. Y es publicar el primer capítulo de mi novela El sueño de Sienna. Me encantará conocer vuestras opiniones...
Capítulo 1
Hubiera preferido estar toda la mañana en la cama, pero no
había elección. Son las seis y cuarto de la mañana y el despertador suena sobre
la mesita de noche. Fuera, en la calle, llueve torrencialmente igual que lo
lleva haciendo el resto de la semana. Estoy realmente cansada, es viernes y no
creo poder soportar un día más de trabajo. Trabajo a tan sólo dos manzanas de
mi casa, pero con solo pensar que tengo ocho horas por delante se me hacen
insoportables. Vivo sola en Madrid en un piso de alquiler desde hace dos años,
momento en el que terminé la facultad y me independicé. Mi madre murió de una
larga enfermedad cuando tan sólo era una niña y no tengo hermanos. El único
recuerdo que tengo de ella es una pequeña cajita de música que ella misma me
regaló y que guardo en mi mesita de noche. Es totalmente transparente lo que
permite ver todo su mecanismo interior. Funciona haciéndole girar una pequeña
palanca plateada que tiene a su derecha. Cuando era pequeña la hacía sonar una
y otra vez y “La vie en rose” inundaba las cuatro paredes de la habitación de
mi madre. A parte del olor a enfermedad que en aquella habitación se respiraba,
apenas guardo recuerdos de ella. Pero aquella cajita, aquella irremplazable
cajita de música es algo más, de hecho es el mayor de mis tesoros. Desde la
muerte de mi madre, mi apreciada cajita me acompaña siempre, la llevo en el
bolso durante el día, la guardo en mi mesilla durante la noche y antes de
dormir la hago sonar un par de veces, recordando así la preciosa sonrisa de mi
madre e intentando no olvidar nunca aquel maravilloso y único recuerdo que
tengo de ella. El parecido físico con mi madre es espectacular, no solo de ella
he heredado sus almendrados ojos negros, sino también la boca y la nariz. Unos
gruesos labios rojos y una recta nariz lo confirman. Soy la viva imagen de mi
madre y lo sé, razón por la cual odio mirarme a los espejos y casi siempre los
evito. Si me contemplo ante uno, no necesito esforzarme mucho para verla
perfectamente reflejada y aquel acto me provoca un inmenso dolor.
La casa en la que vivo es de alquiler y afortunadamente ya
no la paga mi única tía Laura, afincada en Suiza desde hace treinta y cinco
años. Ella siempre pagó mis gastos al igual que la universidad. Hubo un tiempo
en el que viví con mi padre, si es que se le puede llamar así. Él salía y
entraba de casa sin orden ni concierto y evitando dar explicaciones de sus idas
y venidas, aunque yo nunca se las pedí. Nunca se hizo cargo de mí, podría
decirse que llevo viviendo sola toda mi vida. En la facultad no hice amigos,
más que amigos eran conocidos. En realidad nunca he tenido grandes amistades,
ni siquiera ese amigo o amiga especial que en algún momento de nuestras vidas
todos solemos tener. Todos menos yo.
Guardo demasiadas cosas en mi interior y lo sé, demasiados
secretos, desilusiones y sobre todo soledad, mucha soledad. Estoy hambrienta de
cariño aunque seguramente jamás se lo cuente a nadie, es un pensamiento
demasiado interno y profundo como para dejarlo salir fuera de mí. Jamás me han
acariciado, nunca he sentido el calor de un abrazo, todo en mi vida ha sido un
monótono encefalograma plano, ninguna ilusión por nada, ni por nadie, carezco
de ciertos sentimientos que tampoco echo de menos porque no los conozco.
Me levanté de la cama y fui derecha a la ducha, me vestí y
me recogí el pelo aún mojado. Desayuné café hecho de hace varios días, cogí mi
bolso y salí de casa. Cuando llegué al portal me di cuenta que había olvidado
el paraguas y subí de nuevo las escaleras, abrí las tres cerraduras de la
puerta de casa, cogí el paraguas y las volví a cerrar. De nuevo bajé a toda
prisa y salí a la calle con paso ligero. No había caminado ni dos pasos cuando
una ventisca de aire me volvió el paraguas hacia atrás al mismo tiempo que lo
elevaba por los aires. Di un grito, pero no pude atraparlo. El paraguas salió
volando hacia la carretera al tiempo que lo atropellaba un taxi a toda
velocidad dejándolo mojado y destrozado. No había empezado el día con buen pie.
Me giré y eché a andar cabizbaja cuando oí un ruido atronador. Al volver la
cabeza vi que un motorista se había llevado el paraguas por delante, se le había enredado en la rueda delantera y
había aterrizado contra la farola de la esquina.
— ¡Oh! ¡Dios mío!
Salí
corriendo en dirección al accidente y encontré al chico tumbado en la calle
pidiendo ayuda y extendiendo los brazos hacia el cielo. Enseguida se
arremolinaron unas cuantas personas para ver lo que había ocurrido. Un señor de
avanzada edad, dos chicos con mochilas que no tendrían más de 17 años y varias
mujeres.
— ¿Estás bien
chaval? Preguntó el señor mayor.
— Si, gracias,
estoy bien, pero ¿qué demonios era eso que había tirado en la carretera?
— Es un paraguas.
Dijo uno de los chicos.
— ¡Joder! ¡Quién
coño habrá tirado un paraguas en plena calle!
— ¡Oh! ¡Dios mío!
¿Qué he hecho? Ha sido por mi culpa, perdona, el paraguas salió volando y…
El motorista se levantó a duras penas con ayuda de los dos chicos y se quitó el
casco.
— Bueno, bueno, estoy bien, tranquila. Pero
¿dónde está la moto?
— Joder, no puede
ser. ¡Va en ese coche! Exclamé al mismo tiempo que lo señalaba con el dedo
índice.
Un Toyota gris metalizado había parado en plena calle,
había recogido la moto con paraguas enredado incluido y se la estaba llevando a
toda velocidad. Apenas tuvieron tiempo de tomar la matrícula.
— ¡No puede ser!,
¡no puede ser!, ¡no me puede estar pasando esto a mí!, gritó Adrián. Joder,
joder, mierda, ¡que alguien detenga ese coche!
— Lo siento, todo ha
sido culpa mía.
— ¡Por Dios!, ¿y
ahora qué hago?
— Lo siento de
veras, pero tengo que irme, voy a llegar tarde al trabajo, toma mi número de
teléfono y llámame si necesitas algo. Mi nombre es Sienna.
— Tú por lo menos
llegas tarde al trabajo, pero llegas, yo ni si quiera puedo ir. ¡No me lo puedo
creer! Y todo gracias a ti. Por cierto, me llamo Adrián.
— Ya te he dicho que
fue sin querer. Perdóname por favor, no me hagas sentir más culpable de lo que
ya me siento.
Adrián cogió el papelito mojado que le
acababa de entregar y que a duras penas pude escribir, y se lo metió en el
bolsillo sin apenas dirigirme la mirada. Me dio la mano y volví a disculparme
por lo ocurrido. Di media vuelta y salí corriendo en dirección a la oficina.
¿Qué más puede pasarme? Pensé mientras corría.
Marta
la recepcionista saltó de su silla al verme llegar con aquel aspecto. ¡Sienna
por Dios! ¿Estás loca? ¿No has traído paraguas?
Y hasta aquí el primer capítulo de El sueño de Sienna
Lo mejor: Acabas de leer este texto en primicia, aún no lo he enviado a las editoriales
Lo peor: No sé si llegará a publicarse algún día
Gracias por estar ahí...
Y hasta aquí el primer capítulo de El sueño de Sienna
Lo mejor: Acabas de leer este texto en primicia, aún no lo he enviado a las editoriales
Lo peor: No sé si llegará a publicarse algún día
Gracias por estar ahí...
Vaya con el paraguas y los vientos, me he quedado curiosa con ver como sigue la historia. Me alegro de que te animes a mostrarla, nunca se sabe pero muchos blogueros están haciendo sus pinitos así, me ha gustado leerte.
ResponderEliminarUn beso
Me ha gustado tu novela!! yo también escribo, tal vez podamos ponernos en contacto y te muestro mi novela seria genial tener opinión de otra escritora!!
ResponderEliminarMe gusta mucho la ambientacion creo que me lo llevo :3 .Por cierto a todas aquellas personas que deseen participar en grupo de whatsaap sobre lectores dejenlos en este comentario, gracias.
ResponderEliminarAcabo de llegar a este blog por casualidad y debo decir que este primer capítulo me ha gustado. Sí he hallado algunos detallitos que rompían la sonoridad (por otra parte genial) del fragmento, pero en definitiva cumple con creces lo que debe hacer un inicio: presentar las fichas de ese gran juego de mentes que es una buena trama.
ResponderEliminar¡Sigue así!
Atentamente, Nay.
Me has atrapado!!!!!... Qué sigue con Adrián? Quiero saber que pasará después, ojalá llegue a publicarse.
ResponderEliminarexcelenteeee!! quiero saber más... quede muy metida con la historia... ojalá subas el siguiente pronto :) Mile
ResponderEliminarMuy bueno, la verdad esque es bellisimo el imaginarme la historia en mi cabeza, me parece un tormento no saber que pasara entre sienna y el motociclista. Animate, todo puede pasar!
ResponderEliminarMe he quedado con ganas de más!! Es la primera vez que te escribo aunque he leído tus reseñas ;)
ResponderEliminarMe ha llamado mucho la atención :D sigue así, siempre que quieres, se puede :D yo también estoy escribiendo y llevo mi primer capítulo publicado por si te quieres pasar :D http://lienethidel.blogspot.com/2015/03/fragmentos-de-elefantes.html
ResponderEliminarMucha suerte en lo tuyo!
Muchísimas gracias por vuestros comentarios. Me alegra mucho que os haya gustado el primer capítulo de El sueño de Siena. Quien sabe si algún día llegará a publicarse. Bsss
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