Juana de Castilla

 

(Opinión personal) Que la realidad supere la ficción ya no impacta. Que una reina haya estado encerrada en un castillo durante años, es incluso hasta creíble como parte de una historia de sapos y princesas. Pero que una injusticia de tal agravio, archiconocida en el mundo entero, siga sorprendiendo y conmocionando como si la leyeras por primera vez, es cuanto menos,  escalofriante.  

Juana, quien no nació para ser reina, reinó. La desdicha quiso que así fuera, pero poco duró un reinado que cargado de desgracia e infortunio, fue traicionado una y otra vez. Su padre, Fernando el Católico, su marido, Felipe el Hermoso y su hijo, Carlos I se encargaron de que así fuera, y por ello la tuvieron en cautiverio más de cuarenta años hasta su muerte. Estremecedor relato propio del mejor thriller de terror. 

Una novela muy bien documentada que te transporta a la época de los Reyes Católicos y su descendencia. Con un lenguaje claro, sencillo y conciso, la novela cala en la piel de un lector ávido de desenlace, a pesar de conocerlo muy bien. Leída en tan solo tres días, Juana de Castilla me sorprende por la dulcificación de la historia y su amena narrativa. 

Ríos de tinta se han escrito sobre Juana la Loca, y los que no me cabe ninguna duda, se escribirán. Pasión por la novela histórica, así como abducida por este personaje y la crueldad de su historia. Y maravillada con esta escritora de la que hasta el momento no conocía, pero que a partir de ahora no dejaré de leer. 

Y hasta aquí mi recomendación de hoy. Besos y feliz San Jorge!

SINOPSIS

Intentaron quitarle todo cuanto era suyo. Crearon la leyenda de su locura. Y la encerraron durante cuarenta y seis años. Esta es su verdadera historia. Juana de Castilla  fue la reina con peor suerte de nuestra historia. Pudo ser la soberana más poderosa de su tiempo: reina de Castilla, León, Granada, Aragón, Navarra, Sicilia y las tierras de ultramar. Pero  fue traicionada por todos los hombres de su vida: por su padre, el rey Fernando el Católico; por su marido, el archiduque Felipe el Hermoso, y por su hijo, el emperador Carlos. Los tres ambicionaban algo que solo pertenecía a Juana porque, tras la muerte de Isabel la Católica, ella era la única propietaria de castilla. Y los tres lo hicieron todo para anularla de todas las formas posibles. Crearon la leyenda de su locura para quitarle todo cuanto era legítimamente suyo y la confinaron durante cuarenta y seis años en el castillo de Tordesillas. Ninguno se apiadó de ella. Sin embargo, ella logró resistir hasta el final. Esta es la verdadera historia de Juana I de Castilla, novelada y reivindicada con inigualable maestría por María Teresa Álvarez.