
Hoy os traigo la historia de Sebastian, un niño de diez años que debido a su enfermo corazón no le está permitido correr ni jugar como los demás niños. Por otro lado tenemos a su abuela Lola, una anciana a la que sus hijos están apunto de meter en una residencia por miedo a que incendie la casa como en alguna anterior ocasión.
Lola sufre un ictus y pasa varios días en el hospital, razón por la cual sus tres hijos acompañados de sus parejas e hijos no tienen más remedio que coincidir en los horarios de visitas.
Los problemas familiares que con el paso de los años se han ido reforzando, las diferentes opiniones que tiene cada uno de lo que es mejor para su madre, suegra o abuela, los diferentes horarios laborales que dificultan los periodos de visitas y la inminente separación de los padres de Sebastian son los elementos principales que convierten la novela en angustiosa pero sumamente realista.
Lola no puede permitir ese alejamiento en su propia familia y decide cambiar. ¿Para bien o para mal? Eso tendrás que descubrirlo tu mismo.
Lola es sinceridad, sensatez, franqueza y realismo, pero por encima de todo Lola es esperanza.
Esta novela, con dos claros protagonistas, nos da una lección de actitud ante la vida que desde mi punto de vista, no deberíamos dejar escapar.
Por cierto, el recetario final que se esconde en el libro es un detallazo.
Y ahora sí, salgo corriendo a la piscina... Con carácter de urgencia!!!
Besos y que paséis una fresquita noche, si es que se puede.
SINOPSIS:
Sebastian sueña con ser un niño igual que los demás, con ser capaz de correr como el viento en el campo de fútbol, chutar la pelota de tal manera que dibuje una perfecta parábola y marcar un gol. Pero su corazón tiene un defecto desde que nació, lo que significa que no puede cumplir sus deseos. No obstante, Sebastian ha logrado encontrar su lugar en el mundo gracias a su excéntrica abuela Lola y al amor que esta siente por la cocina. Ambos preparan juntos riquísimos y exóticos platos puertorriqueños, el país de origen de su abuela. La complicidad que crece entre ambos (un niño enfermo y una anciana) se convierte pronto en un fuerte vínculo que logra unir de nuevo a una familia desestructurada, pues, como siempre dice Lola, «una comida preparada con amor no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma».
Esta es la historia mágica de un niño que aprendió a bailar con la muerte y de cómo las pequeñas victorias de una familia pueden servir para reconstruir corazones heridos de muy diversas maneras. La abuela Lola nos enseña que la diferencia entre la alegría y la tristeza a veces pende simplemente de un hilo frágil, casi invisible. Una historia conmovedora que te emocionará.