
(Opinión personal) Hace días que debería haber subido esta reseña, pero entre unas cosas y otras aún la tenía pendiente. Si leéis la sinopsis, muy completita por cierto, os daréis cuenta de que es una bonita historia de amor, así que, con tanto detalle de contraportada, poco más puedo añadir. Eso sí, historia trágica donde las haya, ya que el accidente mortal que separa a los protagonistas, es lo que peor he llevado durante toda la novela, y menos mal que estaba avisada.
Aunque los dos personajes principales son Ivy y Tristán, a su alrededor hay otro círculo de co-protagonistas que hacen de la historia entre vivos y muertos un relato sobrecogedor. A lo largo de toda la novela, la autora logra crear misterios e intrigas latentes de principio a fin, lo que hace que no puedas dejar de leer, pero por otro lado no puedo cerrar esta reseña, sin hacerme la siguiente pregunta, ¿por qué siempre los buenos son muy buenos, y los malos tan malos? Es que cuando estás leyendo tanta maldad te entra un cabreo e impotencia que más de una vez he tenido que cerrar el libro de golpe y seguir en otro momento. Y no digo yo que las cosas tengan que ser siempre de color de rosa, pero si leéis la novela, sabréis lo que quiero decir. ¿No os habéis sentido fatal con la muerte de Tristán? Aunque después de todo, en esto se basa la novela, el amor verdadero nunca muere y está por encima de todo.
SINOPSIS
Antes de morir, Tristan le prometió a Ivy que la protegería y que la querría para siempre. El amor verdadero nunca muere.
Ivy es nueva en el instituto de Stonehill, una localidad cercana a Nueva York a la que acaba de mudarse con su hermano y su madre. Es una chica responsable, tímida, buena estudiante y un poco solitaria que siempre ha creído en los ángeles, que considera sus mejores y más fieles aliados. Pronto hace un pequeño círculo de amigas que la ayudan a integrarse a su nueva vida y al instituto.
Tristan es el capitán del equipo de natación. Es un chico inteligente, valiente y uno de los más populares del instituto, aquel por el que suspira la mayoría de las chicas. Cuando Ivy y Tristan se conocen no pueden evitar sentir que están hechos el uno para el otro, son almas gemelas, y se convierten en la pareja perfecta.
Todo cambia cuando Tristan muere repentinamente en un accidente de coche. Ivy cree haberlo perdido todo, incluso su fe en los ángeles que, esta vez, parecen haberla abandonado... hasta que empieza a sentir cosas extrañas a su alrededor, como si una misteriosa presencia la acompañara, estuviera junto a ella, la protegiera...