(Opinión personal) Se acabó el verano. Por fin. Este no ha sido un verano al uso en el que haya podido disfrutar cada día más, como viene siendo habitual de mis veranos, sino que en mi caso, ha sido un angustioso verano de pérdida y dolor. Mi estación del año preferida por excelencia y donde año tras año celebraba mi fiesta de cumpleaños, se ha convertido en la peor de las estaciones. Arañando en mi interior, acabo de caer en la cuenta, de que no solo yo cumplía años en pleno julio, sino que ese caluroso mes del año lo compartía con ELLA. Ya son dos fiestas de cumpleaños las que a partir de ahora no podré celebrar. Desgraciadamente, nunca olvidaré este triste y amargo verano. A mi madre, todos los días de mi vida.
Y una vez más y como viendo siendo habitual en mis últimas lecturas, elijo un libro en el que la pérdida de un ser querido, es requisito fundamental de los protagonistas. Y no es que Atardecer en París se base en la pérdida de una madre precisamente, pero como es con lo que me quedo, la convierto en sinopsis principal.
Un escenario, París. Un autor, Nicolas Barreau. Un protagonista, Alain Bonnard, romántico empedernido por excelencia como todos los personajes principales de las novelas de este autor.
Alain tiene un pequeño cine de barrio, herencia de un tío materno. Este peculiar Cinéma Paradis solamente emite clásicos en blanco y negro.
Cualquier tiempo pasado fue mejor y por tanto las películas de épocas anteriores también lo son. No arrastra masas a su proyección, pero sí atrae a una misteriosa chica con abrigo rojo, que miércoles tras miércoles acude obligatoriamente a su cita. Alain enloquece cuando la ve, pero es incapaz de dirigirse a ella. Un buen día, sus miradas se cruzan, y una débil y frágil conversación entre ellos dos, tiene lugar. A partir de aquí, los malos entendidos toman protagonismo y ambos personajes salen perjudicados.
¿Por qué Mélanie no ha vuelto a su cita de los miércoles? ¿Por qué Alain vive atormentado sin la presencia de Mélanie? ¿Y por qué justo ahora las ventas de entradas de sus proyecciones, suben como la espuma?
Una novela sencilla y entretenida que aunque para mi gusto, no llega al nivel de las anteriores, sí que te deja con una buena sensación. Narrado en primera persona, Atardecer en París, nos permite conocer de primer mano los pensamientos más ocultos del protagonista, que aunque demasiado bonachón, termina transmitiendo simpatía.
Y esto es todo por hoy.
Bsss y feliz fin de semana!!!
SINOPSIS:
Si te gusta París...
tienes sentido del humor...
te dejas conquistar por una buena película...
y te pierden las historias de amor...
¡ESTE ES TU LIBRO!